No es nada nuevo este término en nuestros días: muchos de nosotros solemos sufrir un cansancio excesivo y mucho estrés en el acelerado vaivén del día a día por la manera tan ajetreada que tenemos en nuestro trabajo y rutinas. Pero debemos tener cuidado ya que el estrés tiene serias consecuencias.
Nuestro frenético ritmo de vida y las preocupaciones de nuestra vida privada y laboral pueden ser las causantes del gran estrés que sentimos y que en muchas ocasiones pueden ser el causante de muy graves problemas y consecuencias para nuestra salud y hasta para nuestra belleza.
Casi todos en algún momento de nuestras vidas hemos atravesado por un período de estrés, pero lo cierto es que este estado no afecta por igual a todo el mundo, y ni siquiera podemos decir que se diferencia únicamente entre hombres y mujeres, ya que cada persona sigue un patrón diferente a la hora de enfrentarse al terrible estrés.
Pero también es muy cierto que ciertos patrones tienden a repetirse en cuanto a las causas del estrés, y hoy queremos hablarte sobre algunas de las consecuencias de padecerlo, diferenciando entre hombres y mujeres.
Las consecuencias del estrés
Generalizando, muchos hombres sufren estrés causado por diferentes problemas de índole laboral, ya que los chicos son mucho más propensos que las mujeres a deprimirse cuando no les satisface su labor diaria. Además suelen sentir agobio por diferentes problemas personales.
Todo esto los lleva a tener depresiones y cambios de humor que pueden reflejarse tanto a nivel físico como psicológico e incluso pueden llegar a afectar su vida sexual ya que es tan grande la influencia del estrés en la vida de los hombres que puede cambiar la calidad de los espermas y el apetito sexual.
Por otro lado, las mujeres también llegan a sentir estrés por problemas relacionados con su pareja o el resto de sus allegados y seres queridos, también les estresa la acumulación de tareas y quehaceres de todos los días.
Las mujeres al igual que los hombres, reflejan su estrés en niveles físicos como psicológicos, lo que afecta su apetito, su humor, su carácter, el sueño y por supuesto el apetito sexual.